Ecos y raíces del Expresionismode Goya a Borges

  1. BINTANED ARA, MARTÍN
Dirixida por:
  1. Dario Villanueva Prieto Director

Universidade de defensa: Universidade de Santiago de Compostela

Fecha de defensa: 11 de xullo de 2017

Tribunal:
  1. José Luis Calvo Carilla Presidente/a
  2. Federico López Silvestre Secretario
  3. Eva Valcárcel Vogal
Departamento:
  1. Departamento de Lingua e Literatura Españolas, Teoría da Literatura e Lingüística Xeral

Tipo: Tese

Teseo: 520197 DIALNET

Resumo

El Expresionismo, cuyo período “histórico” se sitúa entre 1910 y 1930 en los países de habla germana, figura como uno de los principales movimientos de la Vanguardia. No sólo se manifiesta en las artes plásticas y de forma especial en el cine, sino que tiene gran presencia en los diferentes géneros literarios. Constituye, junto al Surrealismo, el movimiento transversal más importante de este período. La veta “hispánica”, de creciente interés para la crítica, comparte un fondo común con la vertiente alemana – el Expresionismo internacional – pero se desarrolla de una forma particular ya que se asienta en un sistema estético propio conformado por dos afluentes. Por un lado, se puede identificar un cariz expresionista en el movimiento “Vltra” auspiciado por Borges, reconocido introductor del movimiento germano en España. Un segundo afluente corresponde a la actualización de nuestra tradición desde estos supuestos, donde el Esperpento de Valle-Inclán figura como logro clave para dar el movimiento por iniciado. La designación de Goya como “inventor” del nuevo género por parte del dramaturgo gallego se puede hacer extensible a todo el movimiento. De esta manera, podemos identificarlo como el referente en el ámbito hispánico en contraposición a la contorsión de Munch, modelo del alemán. El particular uso del espejo en el aragonés inspira una estética “del foco” que enfrentamos a la estética “del grito”, propia de la esfera germana. En la vertiente hispánica, el propósito principal no es transmitir la angustia interior del sujeto sino mostrar la esencia del objeto más allá de lo aparente, lo que implica cierta distorsión visual o conceptual. En los confines del período, la figura del pintor es contrapuesta a la de Góngora por algunos miembros de la Generación del 27, siendo Buñuel y García Lorca los últimos exponentes de un Expresionismo “goyesco” que el Surrealismo toma como base. Con estos últimos representantes y la evolución de Borges hacia nuevos campos, podemos dar por finalizado el movimiento.