Nuevas tecnologías y prueba en el proceso penal. Especial incidencia en Inteligencia Artificial
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Universidade de Santiago de Compostela
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ISSN: 2659-871X
Año de publicación: 2022
Número: 11
Tipo: Artículo
Otras publicaciones en: Derecho Digital e Innovación. Digital Law and Innovation Review
Resumen
En la actualidad, la aplicación de la Inteligencia Artificial al proceso permite que se automaticen tareas que son mecánicas, tales como enviar notificaciones o comprobar que una demanda cumple los requisitos formales necesario para admitirla. La pregunta clave que nos hacemos es si es válida para cuestiones procesales más complejas. En el marco de la investigación de los hechos delictivos funcionan en España VeriPol y VIOGEN, pero además hay otros como la tecnología del reconocimiento facial que presenta varios problemas relativos a protección de datos y posible vulneración de derechos fundamentales. Fuera de este marco, hoy en día, las tecnologías de Inteligencia Artificial permiten asistir al Juez en su tarea, a través de ofrecerle nuevos medios de prueba o ayudarle en la valoración de la misma. La cuestión es si estamos preparados para admitirlo en nuestro proceso, en concreto, en el penal, ofreciendo todas las garantías a los justiciables. Para dar una respuesta hemos de recordar que todas estas tecnologías pueden suponer un peligro para el derecho a la intimidad o afectar al derecho de defensa dada la opacidad derivada del secreto público o privado. Sin embargo, hasta que extremos se debe exigir total transparencia y explicabilidad a los sistemas inteligentes. ¿Lo hemos hecho con la prueba introducida a través de mensajería instantánea? La fiabilidad predictiva es también una exigencia ineludible, se le ha de exigir un grado de probabilidad suficientemente alto como para lograr la certeza del hecho, como viene ocurriendo con la prueba de ADN. Actualmente, esto no es posible pues los algoritmos presentan sesgos y además, los métodos actualmente utilizados no están homologados por la comunidad científica. El último cuestionamiento que nos hacemos es el relativo a si la Inteligencia Artificial sirve a la labor de calificación jurídica y, por tanto, si podría a través de ella dictarse sentencias que revistan complejidad, lo que se ha venido llamando de una manera muy grosera «sustituir al juez por un robot», labor es realmente compleja teniendo en cuenta la textura abierta del derecho.