Determinantes sociales y enfermedad covid-19el proyecto comunitario de Totana

Resumo

La Organización Mundial de la Salud declara el 11 de marzo de 2020 la situación de pandemia, derivada del avance de contagios de la enfermedad covid-19. A nivel mundial, a 31 de enero de 2021, se superan los cien millones de contagios y los dos millones de fallecidos. España se acerca a los tres millones de personas contagiadas y a los 60 mil fallecidos, siendo la situación por autonomías muy dispar, y encontrándose la Región de Murcia en una posición intermedia, aunque con elevadas tasas de incidencia acumulada en algunos municipios, como es el caso de Totana. En septiembre de 2020 se inicia en esta localidad un proyecto de intervención comunitaria promovido por el Servicio Murciano de Salud y ejecutado por el CORECAAS (Coordinación regional estratégica para la cronicidad avanzada y la atención sociosanitaria). En este marco de intervención se considera apropiada la colaboración del Observatorio de la Exclusión Social de la Universidad de Murcia, con objeto de realizar un estudio de campo que analice las situaciones de vulnerabilidad social y epidemiológica que se concentran en la población de Totana y sus vínculos con las altas tasas de contagio. La investigación desarrolla una metodología mixta, combinando tres fuentes de información primarias: la encuesta, a trabajadores y trabajadoras de una empresa local frutícola; la entrevista en profundidad, a hogares en especial situación de riesgo social; y un grupo de discusión con profesionales de distintas áreas de intervención (social, laboral, salud, seguridad y protección). Se concluye que la vulnerabilidad es el resultado de dinámicas sociales donde confluyen múltiples desventajas en distintos ámbitos, siendo los de mayor riesgo en Totana el laboral-económico y el residencial; a lo que se añade, para la población extranjera, una menor red de apoyo familiar y/o situaciones de irregularidad. Esta elevada vulnerabilidad conlleva importantes repercusiones, sociales e individuales, que generan inseguridad y pobreza estructural en ciertos colectivos, dificultando las posibilidades de prevención y/o aislamiento. El estudio ofrece una serie de propuestas para reducir los riesgos de contagio derivados de las deficientes condiciones sociales, destacando la importancia de aplicar abordajes comunitarios, con intervenciones holísticas, desde distintas áreas (rentas, salud, empleo o vivienda), que permitan coordinar las actuaciones de los diferentes niveles territoriales (nacional, regional y local).