Hemorragia digestiva alta y baja en edad pediátrica

  1. M. Navalón Rubio 1
  2. V. Varea Calderón 2
  3. A. Bautista Casasnovas 3
  1. 1 Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca. Murcia
  2. 2 Hospital Sant Joan de Deu
    info

    Hospital Sant Joan de Deu

    Barcelona, España

    ROR https://ror.org/001jx2139

  3. 3 Gerencia de Gestión Integrada de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela
Libro:
Tratamiento en Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica

Editorial: Ergon

ISBN: 9788417844998

Ano de publicación: 2021

Páxinas: 95-114

Tipo: Capítulo de libro

Resumo

La HDA suele ser en pediatría una condición leve y autolimitada, pero puede ser potencialmente grave, por lo que es importante reconocer la hemorragia clínicamente significativa y actuar de forma precoz. Tras una valoración hemodinámlca y la estabilización correspondiente, el manejo fundamental pasa por la exploración endoscópica, que será obligada en casos de hemorragia con necesidad de transfusión o en hemorragias recurrentes. La endoscopia tiene una doble finalidad: diagnóstica y terapéutica, pues permite realizar técnicas terapéuticas en el mismo acto con una alta eficacia para detener el sangrado. El tratamiento será individualizado y basado en la edad del paciente, etiología del sangrado y cuantía del mismo. En el abordaje inicial distinguiremos si se trata de un sangrado por ruptura de varices o no varicoso. En el sangrado de origen no varicoso el tratamiento médico es efectivo en la mayoría de caso y consiste en la instauración de tratamiento antisecretor junto con las medidas generales. Por su parte, en el sangrado de origen varicoso se deberá realizar lo antes posible la exploración endoscópica, con el objetivo de detener la hemorragia mediante bandas o escleroterapia asociada a fármacos vasoactivos, y posteriormente valorar la indicación de profilaxis primaria o secundaria. En ambos casos el manejo con tratamiento médico y endoscópico es similar, aunque en la secundaria puede ser necesario el uso de TIPS o trasplante hepático en última instancia. Por su parte, la hemorragia digestiva baja en pediatría es un problema común, aunque en la mayoría de las ocasiones se trata de problemas de escasa importancia, sobre todo en la época de lactantes, en la que el diagnóstico habitual es la fisura anal. Pero la ansiedad que provoca en la familia es en todos los casos muy alta, que se trasmite a los servicios asistenciales, fundamentalmente en los primeros momentos, por lo que las expresiones de minimizar el problema suelen ser mal recibidas por las familias. Hoy en día contamos con un espectro de exploraciones digestivas muy extenso, pero en ningún caso tenemos que olvidar el marcado interés de la historia clínica para valorar la urgencia de actuaciones y no someter al paciente a exploraciones no convenientes o desproporcionada y en sentido contrario, no negar las que sean preceptivas. La prevalencia de algunas enfermedades como la enfermedad inflamatoria intestinal ha aumentado en los últimos años y sus posibilidades diagnósticas y terapéuticas también paralelamente, tanto en la experiencia adquirida por los equipos de gastroenterólogos pediátricos y el perfeccionamiento técnico en la videofibroscopia diagnóstica y terapéutica, como en el desarrollo de nuevas técnicas, entre las que destacan la cápsula endoscópica y la enterorresonancia. El desarrollo de la cirugía laparoscópica y de nuevos fármacos han supuesto una mejoría en el tratamiento de las enfermedades más graves, que han disminuido su morbilidad y modificado positivamente su pronóstico.