La religiosidad popular navarra y su proyección extraterritorial como elementos de identidad regional en la postguerra española
- Martínez Magdalena, Santiago
- Honorio Manuel Velasco Maíllo Director
Universidade de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia
Fecha de defensa: 09 de decembro de 2008
- Javier San Martín Presidente/a
- Fernando Monge Martínez Secretario/a
- Nieves Herrero Pérez Vogal
- Aurora Marquina Espinosa Vogal
- Roldán Jimeno Aranguren Vogal
Tipo: Tese
Resumo
La postguerra española, teniendo en Navarra la muestra ideal del celo de la cruzada (en relación a la Guerra Civil y la restauración de los valores morales católicos), concentró la socialización religiosa y moral en actos de comunidad espiritual de gran poder simbólico-territorial: entre otras, la peregrinación al Castillo de San Francisco Javier, siendo el copatrono de la provincia un ideal viril que había motorizado a la población en las vicisitudes históricas anteriores. El afán universal de estas prácticas (el franquismo se presentó en el panorama mundial como primer triunfador ante la amenaza comunista) llevará a expandirlas extraterritorialmente: siguiendo en parte el patrón de los itinerarios de la Virgen de Fátima -también a su paso por Navarra- circundando los dominios comunistas en el mundo, las peregrinaciones internacionales de las reliquias de San Francisco Javier en 1949, como también la suerte de su sepulcro en Goa en la invasión hindú de 1961, tendrán un carácter específicamente navarro. Frente a Lourdes, Fátima, Santiago de Compostela y el Pilar de Zaragoza, el Castillo de Javier, querido por los jesuitas, se propuso como santuario internacional, extremo que pese a innumerables empeños (incluida la promoción taumatúrgica del santo en Navarra a principios del s. XX) fracasa definitivamente; hasta entroncar con las rehabilitaciones actuales y los asombrosos fastos de las conmemoraciones (la última el V Centenario del nacimiento del santo a lo largo del 2006) de rendimiento identitarios regionalistas netos (frente a su reivindicación también como figura señera vasca). La pretendida "religiosidad popular navarra", proverbial como motor sociohistórico (así en la historiografía franquista), no puede mantenerse a la luz de los datos etnohistóricos, siendo expresión, más bien, de una tutela directiva sobre un pueblo difuso doblegado en su acepción casticista: de ahí que se aniquile a un sector en la retaguardia, se despliegue una pastoral agresiva, y se emprenda un profundo programa folklorizador. Esta actitud historiográfica está abocada a producir unos réditos identitarios frente a las amenazas panvasquistas (regionalismo). Por estas razones, se ensaya una actitud etnohistoriográfica reflexiva, valorando el punto de mirada parcial (patrimonializador) del historiador.