"pĕlle > pielle > piel". ¿Un superviviente de la apócope extrema?
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Universidade de Santiago de Compostela
info
- María Luisa Arnal Purroy (coord.)
- Rosa María Castañer Martín (coord.)
- José M.ª Enguita Utrilla (coord.)
- Vicente Lagüéns Gracia (coord.)
- María Antonia Martín Zorraquino (coord.)
Editorial: Institución "Fernando el Católico" ; Diputación Provincial de Zaragoza
ISBN: 978-84-9911-500-9, 978-84-9911-498-9
Ano de publicación: 2018
Volume: 1
Páxinas: 381-392
Congreso: Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española (10. 2015. Zaragoza)
Tipo: Achega congreso
Resumo
Intentamos averiguar el motivo por el cual el sustantivo piel (procedente del latín pĕlle ) ha pasado a la lengua clásica y moderna con pérdida consolidada de la vocal final /-e/. La primera tarea consiste en una revisión de la situación de esta palabra en castellano medieval, etapa en la que conviven la forma etimológica pielle y la variante acortada piel, esta última con apócope extrema (y consiguiente despalatalización de la consonante que ha pasado a posición implosiva). Para justificar el triunfo de la variante apocopada, recurrimos a una explicación de naturaleza fonética, consistente en la aplicación de una ley fonética de reducción de sonidos palatales contiguos: en pielle la acumulación de cuatro unidades palatales se puede resolver no mediante la simplificación del diptongo sino gracias a la apócope vocálica extrema y a la despalatalización de /λ/. Cuando la nueva forma singular piel actúa como modelo para la formación del plural analógico pieles (en perjuicio del etimológico pielles), la acumulación de cuatro palatales sucesivas se resuelve definitivamente en esta palabra.