Estudio y edición crítica y anotada de "Melpómene", musa tercera de El Parnaso Español de Quevedo
- Llamas Martínez, Jacobo
- Antonio Azaustre Galiana Director
Universidade de defensa: Universidade de Santiago de Compostela
Fecha de defensa: 05 de decembro de 2014
- Antonio Gargano Presidente/a
- Juan Casas Rigall Secretario
- José Manuel Rico García Vogal
- Rodrigo Cacho Casal Vogal
- Fernando Plata Parga Vogal
Tipo: Tese
Resumo
Esta tesis ofrece un estudio y una posible edición crítica de las composiciones de Quevedo incluidas en la musa «Melpómene», que hasta ahora no habían sido analizadas en su conjunto y se habían visto relegadas a un segundo plano por su poco interés filológico y su escaso valor estético en comparación con las composiciones de musas como «Polimnia», «Clío», «Terpsícore» o «Erato». Su análisis revela, sin embargo, que Quevedo fue uno de los poetas hispanos que mejor adaptó la tradición del panegírico y el epigrama sepulcral de origen antiguo, y pone de manifiesto algunas de sus convicciones morales, históricas o políticas, a través de los monarcas, militares, humanistas, damas y seres alegóricos a los que decidió elogiar o censurar a título póstumo. El grueso de esta investigación está formado por los capítulos 1, 4, 5 y 6. En ellos se estudian, editan y anotan los versos de «Melpómene» con el fin de aumentar el conocimiento que se tiene de ellos, acabar con la idea de su supuesta insustancialidad, y para avanzar en la labor de anotación y edición de los textos de Quevedo. El capítulo 1 aclara la autoría y la datación de los poemas. Se atribuye al poeta la redacción, selección y ubicación de las composiciones de «Melpómene» sobre las que el editor de El parnaso español, González de Salas, declara no haber intervenido. Proponer una fecha de redacción para los poemas resulta más complejo. Lo más probable es que los poemas dedicados a seres que mueren en vida del poeta hayan sido redactados al calor del fallecimiento del personaje homenajeado, y que algunos de ellos hayan sufrido una revisión posterior. El capítulo 4 examina la construcción retórica de las composiciones de «Melpómene», que, si bien, no alcanzan la hondura de la poesía moral o amorosa de Quevedo, ni la profusión estilística de su poesía satírica, descubren, en cambio, parte de las virtudes de su estilo y convicciones estilísticas, morales o políticas, que pueden explicar por qué dedicó sus poemas a determinados difuntos: rendirles homenaje, reivindicar o censurar valores y conductas, o mostrar su pericia como escritor. El capítulo 5 ofrece un estudio textual de los versos de «Melpómene»; en él se explican las razones que nos llevan a incluir en el texto crítico las versiones contenidas en la edición de El parnaso español de 1648, y no otras que circularon en testimonios manuscritos. En algunos casos no hemos podido probar si las versiones variantes de ciertos versos se deben a Quevedo o a su editor, ni si se corresponden con una versión última o final, pero optar por soluciones diferentes a la edición de 1648 alteraría lo que se conserva en ella del diseño ideado por Quevedo, e iría en contra de la realidad histórica y editorial de un impreso que afecta decisivamente a la edición y a la concepción poética posteriores. La anotación de los poemas del capítulo 6 procura resolver con precisión y brevedad las principales dificultades de comprensión que ofrecen los treinta y cinco poemas de la musa «Melpómene». Esta labor anotadora manifestó la necesidad de implementar las notas con un estudio preliminar (capítulos 2 y 3) que dilucidase la manera en que Quevedo integra y reescribe diversos elementos de la poesía funeral, porque las transformaciones semánticas, estructurales y estilísticas que introduce en sus versos revelan una cierta singularidad creativa con respecto a otros poetas de su tiempo. El capítulo 2 traza una evolución de la tradición de la poesía panegírica y funeral en occidente dentro de la cual se pueden situar los asuntos de las composiciones de «Melpómene»; sus versos se aproximan así al epigrama sepulcral y a la elegía de origen antiguo, que proyectaron tópicos y motivos sobre la tradición bíblica, la historiografía, la hagiografía, la materia caballeresca o la poesía cancioneril. En el capítulo 3, se trata de probar cómo Quevedo, empeñado en afirmar su condición de erudito y en reivindicar la grandeza del pasado imperial español, fue uno de los poetas hispanos que mejor adaptó a la realidad de su tiempo la tradición del panegírico fúnebre de origen antiguo. Estos dos capítulos aspiran, asimismo, a situar los poemas de «Melpómene» dentro de la tradición española de la poesía funeral y a establecer una posible pauta para abordar el estudio comparado y conjunto de la inventio, dispositio y ornatus de los escritores áureos en sus poemas luctuosos a partir del tipo de difunto elogiado (héroes, soberanos, cortesanas, seres sin existencia real) y de sus motivos sepulcrales y panegíricos: mención de la tumba y el cadáver, apelación al caminante, reflexiones sobre la vida y la muerte, elogio, lamento, consuelo, admoniciones morales, etc.