La Real Universidad de San Carlos de Guatemala. 1676-1790

  1. Álvarez Sánchez, Adriana
Supervised by:
  1. María Luisa Pazos Pazos Director

Defence university: Universidade de Santiago de Compostela

Fecha de defensa: 04 December 2007

Committee:
  1. Xosé Ramón Barreiro Fernández Chair
  2. Pilar Cagiao Vila Secretary
  3. María Justina Sarabia Viejo Committee member
  4. Mariano Peset Reig Committee member
  5. Luis Enrique Rodríguez San Pedro Bezares Committee member
Department:
  1. Department of History

Type: Thesis

Teseo: 140678 DIALNET

Abstract

La Real Universidad de San Carlos fue la tercera fundación de su tipo en los territorios americanos. Sin embargo, se trató de una fundación tardía (1676) en la que se advierte una mayor presencia de la Corona Hispánica en la institución. Aunque el modelo a seguir de las universidades americanas, según las propias cédulas de fundación, fue la Universidad de Salamanca, cada una de éstas presentó modificaciones respecto del modelo claustral. En el caso de la Universidad guatemalteca se ha identificado un periodo inicial o fundacional que consumió la primera década de su historia. Durante dicho periodo se llevaron a cabo los actos necesarios para inaugurar las Escuelas y, de esta forma, dar inicio a la actividad docente. De esta manera, la institución no contó con todas las características propias del modelo claustral sino hasta 1687, año en que se creó el claustro pleno, principal órgano de gobierno de un Estudio General según el mencionado modelo salmantino. Sin embargo, lo anterior no garantizó el funcionamiento regular de sus actividades de gobierno ni de las estructuras corporativas de la institución. De tal suerte que, incluso ya iniciado el siglo XVIII, se puedan encontrar irregularidades en el gobierno interno. Ejemplo de ello son los dos primeros rectorados, que tuvieron una duración de diez y ocho años, respectivamente, lo que muestra una contradicción con los estatutos universitarios. No obstante, hacia mediados del siglo XVIII la Universidad logró establecer y regularizar su funcionamiento tanto en el ámbito escolar como en el corporativo, ambos elementos básicos de una universidad claustral, aunque el segundo de ellos no llegaría a tener la relativa autonomía que sí proporcionaba a sus miembros en otras universidades de América, como la de México.